AQUÍ TENEMOS YA EL CUENTO DE ÓSCAR ( MIEMBRO DEL CLUB DE LECTURA)
(Proximamente este cuento se subirá al blog en Power Point ,con imágenes)
EL SAPO LUPÓN Y EL CARACOL TOMÁS
En algún bosque , de alguna ciudad, de algún
país, pero en este planeta vivía nuestro protagonista. Se llamaba Lupón y era
un sapo verde, muy verde con una gran mancha roja en su cabeza. Esta mancha le
trajo más de un problema en su infancia ya que sus hermanos se burlaban de él.
Le decían: Mira a Lupón . Le cayó una fresa en la cabeza y se le quedó la
cabeza de fresa jajaja…..”
En el mismo bosque nació un caracol, un
caracol muy rápido, el más rápido de todo el bosque. Sus hermanos también se
reían de él porque cuando iban de paseo
todos iban juntos pero Tomás, a su ritmo, siempre iba por delante uno o dos
árboles.
Un día soleado de otoño, Lupón estaba saltando de piedra en piedra
cuando de repente vió un diminuto bulto en una de ellas. Era un caracol
llorando que solo tenía la cabeza fuera. Se acercó a él con la intención de
preguntarle por qué lloraba.
¿Hola caracol, qué haces aquí solo y
llorando?
Entonces Tomás giró su cabecita y miró hacia
arriba.
Lloro porque no puedo hacer otra cosa, dijo
¿Pero cuál es el motivo de esas lágrimas tan
cristalinas y abundantes como una catarata?
Te lo mostraré, ¿ves ese árbol? ¿el k tiene
las ramas las ramas largas que tocan el suelo?
Sí , respondió Lupón , a la de tres; una
carrera propuso Tomás
Vale…..Una….dos….y tres .
Lupón empezó a saltar todo lo deprisa que
pudo, pero no podía creer lo que veía.
El caracol corría como nunca vió correr a un
caracol y, tal era su velocidad, que
llegaron los dos al mismo tiempo a la meta.
Lupón , no se lo podía creer, ¡Un caracol que
corría tan deprisa como un sapo!
Yo me llamo Lupón se presentó - ¿Y tú?
-Mi nombre es Tomás.
-A ver , Tomás. Quizá soy un poco torpe,
pero…¿qué tiene que ver la carrera con tu tristeza?
-Pues es muy sencillo – contestó-¿Tú a
cuantos caracoles conoces que corran tanto como yo?
-¡A ninguno!
-Correcto, entonces
-¡Ah! Ya entiendo, llorabas porque el resto
de caracoles no corren tan rápido como tu y se burlan de ti, ¿no?
-Qué listo eres Lupón
-Bueno, pero eso no es nada – dijo el sapo -
¿Ves mi cabeza?
-Sí…¿qué le pasa? –preguntó Tomás sin
comprender del todo a dónde quería llegar.
-Todos mis hermanos y el resto de los sapos
de la charca en donde vivo tienen la cabeza verde, muy verde ¿Lo entiendes
ahora?
-¡Bueno! No me digas que te pasa como a mí,
que por tener la cabeza roja se burlan de ti-dijo Tomás algo incrédulo.
-Pues sí, amigo mío. Somos diferentes, Tomás
y por eso se ríen de nosotros. ¿ Pero sabes una cosa?
Ahora que te he conocido, podíamos ser
amigos-sugirió- y demostrarles que ser diferentes no es nada malo.
-Estoy totalmente de acuerdo – contestó el
caracol.
Desde ese día el sapo Lupón y el caracol
Tomás fueron inseparables y pasaron buenos y no tan buenos momentos.
Los dos nuevos amigos se dirigieron a la
charca donde vivía Lupón. En cuanto lo vieron, se podían oír las risitas, pero
Lupón no hizo ni caso. Llegaron a su casa y allí les recibió su mamá. Al rato
llegaron sus hermanos.
-Hola ” fresita “ –dijo uno de ellos - ¿Cómo
te va? Veo que tienes nuevos amigos.
- Sí, es mi amigo Tomás. ¿Sabes? Tenía ganas
de conoceros.
- ¿Sí? ¿Por qué?
-Me dijo – empezó a decir Lupón – que seguro
que no eras capaz de echarle una carrera.
Todos se echaron a reír.
-Cuando y donde quieras – dijo mirando a
Tomás.
- Ahora mismo – contestó el caracol – pero
con una condición: Si yo pierdo haré lo que tuquieras , pero si gano yo, tú y
todos los habitantes de esta charca no volveréis a reíros de Lupón.
El hermano de Lupón se quedó mirando unos
instantes.
-
De acuerdo, trato hecho.
Entonces delimitaron el recorrido y
comenzaron a preparar la carrera.
Uno, dos y tres ¡YA!
El sapo comenzó despacio, porque dónde se ha
visto que un caracol corriera más que un sapo, pero Tomás no perdió ni un solo
segundo y corrió todo lo deprisa que pudo y cuando el sapo quiso darse cuenta,
el caracol ya casi estaba en la meta.
Entonces saltó y saltó todo lo que pudo, pero
fue demasiado tarde. El caracol era muy rápido y no pudo con él.
Todos se quedaron con la boca abierta y la
madre de Lupón empezó a aplaudir y con ella todos los asistentes al gran
evento. El hermano de Lupón estaba sin aliento.
Has ganado – dijo – y lo prometido es deuda ,
desde hoy nadie volverá a burlarse de Lupón.
Después, nuestros amigos se internaron en el
bosque y caminando llegaron al tocón donde vivía la familia de Tomás.
Uno de los mayores enemigos de los caracoles
eran precisamente los sapos.
Al llegar al tocón, todos los caracoles se
escondieron donde pudieron.
Salieron a recibirlos los padres de Tomás y
sus hermanos.
Hola familia, este es mi amigo Lupón.
Encantado de conocerles – respondió el sapo
Esa noche cuando todos los caracoles estaban
reunidos Lupón como invitado dijo unas palabras.
Para mí, es todo un privilegio tener a Tomás
como amigo, como veis, yo también soy diferente entre los míos y gracias a
Tomás , eso cambió y por eso quiero devolverle el favor, a partir de hoy sapos
y caracoles tiene un pacto que durará para siempre así que ningún sapo hará
daño a ningún caracol.
Y desde ese día Lupón y Tomás fueron
inseparables y respetados por todos.
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